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Las mujeres, pilar fundamental en el mundo de la informática y los avances tecnológicos

Según el informe Datos y cifras del sistema universitario español, confeccionado por el Ministerio de Educación y Ciencia, más de la mitad de los estudiantes matriculados en un grado universitario en España durante el curso 2012-2013 eran mujeres (el 54,3% concretamente). Pero su presencia no es igual en todas las ramas de estudios: mientras constituyen la mayoría en ciencias de la salud (70,1%) y aproximadamente la mitad en ciencias (52,6%), los números en las ingenierías dejan a las mujeres en minoría (26,1%), y la cifra es aún menos en los estudios de informática. Lo mismo ocurre en los trabajos relacionados con esas áreas.

Sin embargo, en campos como la informática, pese a la actual minoría de mujeres participantes, ha isdo historícamente un campo de estudio liderado por mujeres, y ahn sido muchas las que han marcado el camino de la informática tal y como la conocemos en la actualidad.

Uno de los nombres más conocidos es el de Ada Lovelace, que fue la primera programadora de la historia. Amante de las matemáticas y de las ciencias, trabajó con Charles Babbage, padre de los ordenadores. Como consta en sus notas, describió un lenguaje de programación cuyos aportes marcaron precedentes dentro de la informática actual. Estados Unidos creó un lenguaje en la misma materia que bautizó como Ada en su honor.

Hedy Lamarr, la que fuera una de las chicas más seductoras de la gran pantalla en Hollywood, hasta el punto de ser considerada como «la mujer más hermosa de Europa» por el director Max Reinhardt, ayudó a inventar la tecnología en la que se basa el wifi moderno. Mientras trabajaba con el compositor vanguardista George Antheil, Lamarr patentó una versión temprana de comunicación de espectro ensanchado, que es parte de la base de tecnologías inalámbricas como Bluetooth y wifi. A ella y a Antheil se les ocurrió la idea de ayudar a crear un código irrompible para submarinos durante el tiempo de Segunda Guerra Mundial, pero la amplia aplicación de su invención no fue reconocida hasta más tarde.

Jude Milhon, más conocida en la red por su pseudónimo St. Jude, era una famosa hacker y defensora de los derechos personales en internet. Fue la autora del término ciberpunk, y miembro fundador del grupo con el mismo nombre. Era una acérrima defensora del placer de trastear con la tecnología a su antojo, y animaba a las mujeres a acceder a internet no por necesidad sino por elección personal. En una época en la que la red estaba sobre todo ocupada por hombres, pronunció la famosa frase «¡las chicas necesitan módems!».

En 1953, mientras trabajaba en la Underwood Company, Evelyn Berezin creó el que se considera el primer ordenador de oficina. Más adelante cambió de compañía y en Teleregister desarrolló el primer sistema computerizado de reservas de vuelos en tiempo real. Pero su mayor contibución quizá sea una idea que tuvo en 1968, cuando se le ocurrió crear un programa para crear y gestionar textos que pudiese ayudar a las secretarias en el desempeño de su trabajo y por el que se la considera “la madre de los procesadores de texto”.

El trabajo que Lynn Conway desarrolló en el Centro de Investigación de Palo Alto de Xerox en los años 70 ha tenido un gran impacto en el diseño y desarrollo de chips durante décadas en todo el mundo. Muchas compañías basan sus desarrollos en sus ideas y muchos diseñadores han estudiado con el libro Introducción a sistemas VLSI del que es coautora. Pero su historia es agridulce porque Conway sufrió en los inicios de su carrera un fuerte rechazó, que causó su despido de IBM a finales de los 60. El motivo fue su proceso de cambio de sexo. Conway nació en un cuerpo de hombre con el que nunca se sintió identificada, y en 1967 comenzó un tratamiento para remediarlo. El rechazo fue fulminante y perdió su empleo. Una vez terminada la transición, se reinventó como programadora, con su nombre definitivo, y volvió a empezar de cero.

Ganadora del premio Turing, que lleva el nombre del padre de la ciencia computacional, Frances Allen sentó las bases teóricas y prácticas de las técnicas de optimización automática en compiladroes, la parte de un ordenador que traduce las instrucciones de un programa a un código entendible por la máquina. Definió unas técnicas que se siguen utilizando a día de hoy y que han ayudado a aumentar la eficiencia de las máquinas. En su opinión, «las mujeres volverá a interesarse por la computación cuando esta sea esencialmente relevante para la sociedad».

Conocida como Amazing Grace, Grace Murray Hopper está considerada como la precursora del lenguaje COBOL, un lenguaje de programación universal e inédito en la época capaz de ser utilizado por cualquier ordenador. Científica matemática y militar con grado de almirante en el ejército estadounidense, fue muy influyente en las Fuerzas Armadas y en muchas empresas, dominadas abrumadoramente por hombres.

Tras el ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, el ejército estadounidense se lanzó a una búsqueda de mujeres jóvenes con habilidades para las matemáticas. Mientras los hombres combatían, ellas trabajarían en los laboratorios de balística, realizando cálculos y confeccionando tablas de datos que los militares utilizaban en el frente para calcular el alcance de los proyectiles. Así nació la idea de crear una computadora, bautizada como ENIAC, que siriviese para realizar estos cálculos a gran escala: 5.000 sumas y 300 miltiplicaciones en 1 segundo. Un equipo de seis mujeres, especialmente brillantes en su trabajo, las “Top Secret Rosies” fueron seleccionadas para participar en el desarrollo y la programación de la máquina. Mientras que los ingenieros que la construyeron, John Presper Eckert y John William Mauchly, vieron su trabajo reconocido, el nombre de las seis programadoras cayó en olvido. Se llamaban Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence.

La mujer en el mundo tecnológico y la informática actual

«El mundo que viene es tecnológico, si las mujeres no están formando parte de él, el mundo lo van a diseñar otros», asegura la catedrática en Ciencias de la Computación y presidenta de la Asociación Española de Inteligencia Artificial, Amparo Alonso.

También la científica de la computación Nuria Oliver, experta en inteligencia artificial, denuncia «la brecha de género tan terrible que hay en el contexto tecnológico» y expresa su preocupación por que se haya ido agravando «desgraciadamente» en los últimos años.

La brecha de género en el contexto tecnológico tiene una de sus primeras manifestaciones en el porcentaje de mujeres que optan por estudios tecnológicos, con porcentajes de alumnas y doctorandas por debajo del 10%. «Hasta que el problema de hacer esa educación más igualitaria en carreras tecnológicas no esté solucionado, es difícil el poder hacer que la brecha se vaya reduciendo», considera Muñoz.

La brecha continúa con una menor presencia de mujeres en el contexto laboral tecnológico. Por poner dos ejemplos, sólo un cuarto de los asistentes al Mobile World Congress (MWC) son mujeres y, según la patronal Ametic, su presencia en el sector TIC español es del 37,4 %.

Esta brecha, además, tiene un reflejo en sueldos: según datos de la Encuesta Cuatrienal de Estructura Salarial de 2014, la brecha salarial de género en salario por hora en el sector de actividades profesionales, científicas y técnicas es del 25 %, por encima del 17,5 % de media, y eso que en este indicador no se tiene en cuenta los ingresos indirectos.

Las tres expertas entrevistadas piden educación en informática y tecnología desde edades tempranas como una de las vías para reducir la brecha de género. «Si al final todo el mundo estudia tecnología, nadie piensa que es de chicas o de chicos», argumenta Oliver. Otra reclamación es la de dar mayor visibilidad a las mujeres que han destacado en el campo de la ciencia y la tecnología para contar con referentes femeninos.

«La gente no sabe que las primeras programadoras eran mujeres o que a la vez que le dieron el Nobel a (James) Watson y (Francis) Crick por su trabajo en el descubrimiento del ADN había una mujer trabajando en lo mismo (Rosalind Franklin) y no se lo dieron», añade.

Oliver tienen más ejemplos: los equivalentes a los Premios Nobel en Tecnología, el Turing Awards, sólo los han ganado en toda su historia (se da desde 1966) dos mujeres y media -una compartido con un hombre- y sólo una mujer ha obtenido la Medalla Fields en Matemáticas, que se otorga desde 1936.

Fuentes: elconfidencial.es y eldia.es

 

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